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Mostrando entradas de junio, 2014

Vasta de vurradas

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Atilio, el marido de Ofelia, puso en su portafolio los utensilios para ir al concilio sobre familias en el exilio. Mientras Atilio se va al concilio, vamos a mirar un rato algún programa en la tele donde enseñen a cocinar. Ahí aprenderemos cómo hacer algún rico plato fusión… y también un nuevo y pobre uso de nuestra vapuleada gramática. Son varios los jóvenes cocineros que se valen de los “utensiyos” para preparar sus platos de autor. Hasta hace poco, los cucharones, espumaderas y sacacorchos se llamaban utensilios. Hoy han pasado a ser “utensillos”, y por ende, los nombramos a la argentina, con una sonora y reverberante Ye. Puede ser que en un tiempo, finalmente se resuelva simplificar, y usar indistintamente la c, la s y la z. Amalgamar la v y la b, emparentar la j y la g, erradicar la h inicial. Seguramente leeremos que la casa y la pesca son actividades para jente baliente a la que le gusta acer cosas ejtrabagantes. O algo así. Pero para eso falta, ya que to

Vos ¿merecés festejar el Día de la Mujer?

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Felipe y Lula se están peleando por el control remoto para ver quién elige el programa de TV. En un momento, Lula le rajuña la mano a su hermano, y le deja cuatro surcos bien marcados de los que asoma un poquito de sangre, y le arrebata el control. El chico se pone loco y la agarra de las mechas. “Pará que soy mujer, ¡sos un animal!", le grita mientras sale corriendo a la cocina para contarle a su mamá lo que el bruto Felipe le había hecho. Situaciones como estas se dan a diario, y carecen de toda ética. No se puede atacar con munición gruesa como el peor de los gurkas (rajuñar duele tanto como una piña, y tiene riesgo de infectarse) y después ponerse en el rinconcito de las niñas adoratrices, impolutas e inocentes. Si jugás rudo, bancatelá hasta el final. O no juegues. En el colegio siempre había un gordito de anteojos que era un flor de guacho, ya que con la excusa de que no lo podían fajar, hacía algunas cosas por las que hubiera merecido un par de piñas.

Venus va de shopping

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Cuando terminó la de Hugh Grant ella lo abrazó se recostó en su hombro. Tenía esos ojos soñadores de la Cenicienta cuando describía la noche del baile en palacio, y esa sonrisa entre suspiros que ponemos las mujeres cuando el romanticismo nos invade desde la pantalla. Durante un rato recordaron por vigésima vez el día que se conocieron, aquel cumpleaños en la quinta de un amigo de la facultad. Las charlas, las risas, esos momentos que tratamos de rescatar cada vez que podemos. - Y decime, ¿qué fue lo que te gustó de mí? Porque si mal no recuerdooooo, había varias revoloteando a tu alrededor. Esa Vanesa que no te dejaba de mirar ¡tan tarada! Y Paula, que casi se te tira encima cuando te vio llegar. Para no seguir…. Dale, dale, ¿qué fue lo que te gustó de mí? Porque yo no era tan tarada como esas dos, que lo único que hacían era dar grititos y saltar todo el tiempo. Además no podían decir dos frases coherentes juntas y no sab… - El culo y los ojos, dijo él. -

Debut ¿y despedida?

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El matrimonio de Clara nació con un enamoramiento psicológico más que fisiológico. Si bien él era muy atractivo, a ella lo que más le seducía de su marido eran su inteligencia, su creatividad y su genio. Así fue que llevaron adelante una relación de amor pero sin una gran pasión de los cuerpos, aunque sí de las almas. El paso de los años y otros ingredientes terminaron con esa relación de la que ella nunca había hablado en forma apasionada. Tal vez por su educación tan austera en esa familia numerosa donde no se permitía o no se usaba demostrar abiertamente las emociones, tal vez porque ella tenía algunos complejos que le impedían disfrutar abiertamente de su cuerpo. Clara tuvo toda su vida un rollo con su altura y con su estampa, como un pudor gigante que la inhibía de considerar eróticamente a su anatomía. Por esas cosas de la vida, reencontró en su nueva vida de divorciada a un antiguo colega del trabajo. Otro genial ocurrente, lector de todo, hasta del prosp

La verdad de la milanesa

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- Hola querida - Hola ¿Qué pasa? ¿Hoy salís tarde del trabajo? - Es que me voy a quedar con los muchachos a ver el partido. - A ver, esperá un momento (Voz en off de “querida” gritando): “Juani ¡dejá de mojar el pan en la salsa que es para la cena!” - Mmm, ¿hiciste salsa casera? - Sí, pero anda tranquiiii - Mejor veo el partido en casa, estoy un poco cansado (Voz en off de “querida” con tono apurado): “Juani, andá rápido a la esquina a comprar una salsa Acme estilo casero” - Sí mami ---------------------------------------- Palabras más, palabras menos, este es el diálogo de una propaganda de salsa que se escucha estos días por la radio. Un asco, no por el producto porque no lo probé, sino por la idea. ¡Fea la actitud! Y en lugar de incitarme a comprarla, esa marca mentirosa sólo me genera rechazo. Por trucha. Trucha la agencia de publicidad que propuso la idea. Trucha la esposa que hace caer al marido con el cuento de la salsita casera. Truchísima la madre cuando lo

¿Qué es exo?

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Soy adicta a la radio, seguramente porque desde chica siempre estaba encendida en mi casa. Había una en la cocina y otra en el living encima de la estufa, que más la usábamos como estante que como calefactor. En los ’70 estaban de moda los helechos como planta de interior y también la gansada esa de que había que hablarles para que estuvieran lindos. Mi mamá no tenía tiempo para chamuyarse al helecho porque se tenía que ir a trabajar al banco, pero como siempre fue muy práctica le dejaba la radio encendida para que creciera contento. No creo que el helecho fuera tan inteligente como para diferenciar la voz en vivo y en directo de mi mamá de la de la locutora de turno que llegaba a través “del éter”. Así era entonces que la radio funcionaba todo el día en mi casa, aún cuando no hubiera humanos a la vista. Y fueron Betty Elizalde y Nucha Amengual las encargadas de poner turgente al vegetal con el terciopelo de sus palabras ratoneras. ¿Qué tal, mi pretendiente?, le

La otra media

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Empecemos por aquí: no me gusta el verano. Nunca me gustó, y no lo digo ahora que nos estamos derritiendo con estos días insoportables, también lo puedo repetir en pleno julio con dos bajo cero. Con el frío me puedo abrigar o quedar adentro. Con el calor no me dan ganas de nada, y no puedo estar todo el día encerrada con el aire acondicionado o chapoteando en el agua. Es verdad que hay noches agradables en las que es lindo caminar y tomar helado, pero para tener dos o tres de esas hay veinte cuyos días las chicharras, ya desde las diez de la mañana, te auguran un suplicio para el resto de la jornada. Las chicharras y un relato de fútbol de domingo por radio son lo más parecido que conozco a un pasaje al suicidio. Y además de ser verano, me tengo que soportar a mí misma y no lo logro. Me siento como “la otra media”. ¿Pero qué es la otra media? Basta con recordar cualquier propaganda de jabón para lavar la ropa en la que hagan la “Prueba de la blancura”. Una vez que

¿Te hago té?

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La situación no era de las mejores: estaba en medio de una bronquitis. Tenía tos y la garganta cerrada y rasposa. Además me dolía la espalda y los ojos me picaban. Mi humor dejaba bastante que desear y el señor que me corteja había venido a acompañarme y pasar la tarde. Pusimos una película de esas románticas que a mí me gustan, fáciles de ver ya que todo es lindo y transcurre aceitadito y sin problemas. Tuvimos que parar la peli tres o cuatro veces para que yo tosiera, me quejara, protestara, etc. pero cuando terminó ya me sentía mejor y con el alma contenta porque la chica se quedaba con el muchacho. Me levanté para ir al baño y de paso le dije: - ¿Te hago té? El me puso una mirada comprensiva y me dijo: - No ME AGOTASTE, estás enferma y hay que tenerte paciencia. Me hizo reír. Nunca se me hubiera ocurrido preguntar si lo había agotado con mis toses, protestas, carrasperas y mocos. Después de todo, cuando una se enferma tienen que cuidarnos y tenernos pacien

Celestina viperina

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Hace un tiempito, un divorciado conocido me pidió que le presentara a una amiga, ya que andaba buscando compañera con derecho a roce. Hoy está lleno de conocidas sin pareja que estaría bueno poder "colocar", así que acepté enseguida. “Yo te voy a hacer de Celestina”, le prometí. Y después de haber analizado el caso en profundidad, sopesar sesudamente defectos, virtudes, similitudes, aptitudes, latitudes y altitudes, arreglamos una salida en grupo. La cosa anduvo aceitada por un tiempito, y luego sobrevino la ruptura, el desencanto, y todo ese rollo de las separaciones. El personaje de La Celestina es el estereotipo del que te consigue pareja, pero, ¿se acuerdan bien de esa historia que nos hicieron leer en el secundario? La portada del libro tenía un grabado de la protagonista, una vieja bastante fulera vestida de negro, y el texto era complicado y aburrido. Sin embargo, tal como está hoy en la Wikipedia, parece mucho más jugoso y lleno de condimentos int

Huevadas

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Ya estamos en Semana Santa, y por suerte, ¡qué distinta es a las de antes! Cuando éramos chicos, pasar jueves y viernes en casa era muy aburrido: en la radio sólo pasaban música sacra, como decían las abuelas, lúgubre, trágica, sin canciones ni locutores. En la tele, sólo daban películas alegóricas, como Rey de reyes, Ben-Hur, Barrabás o Cleopatra. Todos los años las mismas películas, durante esos días interminables, y en los escuetos cuatro canales, cinco con suerte si lograbas sintonizar canal 2. El clima en el ambiente era de una triste melancolía, como cuando volvés del entierro de un ser querido. A la hora de almorzar, el menú era espeluznante para nosotros los chicos, a los que no nos gustaban esas empanadas de atún con sus bordes de hojaldre extra large. Lo peor era el infaltable bacalao, que se compraba seco en el mercado: un cartón romboidal con olor nauseabundo, que cocinaban con garbanzos, papas y salsa de tomate. La casa apestaba y los platos soperos

Derecho a roce

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Hoy los noticieros nos cuentan sobre un proyecto de ley para que existan vagones de subte exclusivos para mujeres y niños, con la idea de evitar lo que llamaron “situaciones de roce”. Si algo tienen de bueno estos tiempos es que ahora se habla de todo: los roces existieron desde siempre, sólo que nadie se atrevía a tratar el tema en un medio de comunicación. Hasta ahora. Ya durante nuestra adolescencia, cuando íbamos al colegio en el bondi, empezamos a padecer nuestros primeros roces. Si nos tocaba el asiento del lado del pasillo, no era infrecuente sentir unos pantalones masculinos demasiado apretados contra nuestro hombro. Y el colectivo no iba tan lleno y apiñado como para justificar tanta confraternidad. La juventud tiene también su cuota de inocencia o incertidumbre, y cuando te pasaba sabías que la situación no era normal, pero dudabas de que fuera realmente lo que te parecía. Sin embargo, no te animabas a reaccionar, y mientras tanto por adentro la voc

Enamorados manipulados

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El sábado estuve en Sótano Beat con un grupo de amigos. La idea era festejar San Valentín, que empezaba a las doce. Ya sé eso de que es comercial, bla, bla, bla, pero esas fechas son también una buena excusa para juntarse a festejar, ya sea el día de los enamorados, el día del amigo o el día del asado.  Que existe. (Nº de Expediente 7251-D-2006 Trámite Parlamentario 187 Sumario: INSTITUIR COMO DIA NACIONAL DE LA PARRILLA AL PRIMER DOMINGO DEL MES DE OCTUBRE DE CADA AÑO. Firmantes WEST, MARIANO FEDERICO. Artículo 1°.- Institúyase el primer Domingo de Octubre de cada año como "Día Nacional de la Parrilla", a fin de promover el reconocimiento permanente de nuestra tradición asadora). Pero el tema era otro: el festejo del sábado consistió en cena, show y DJ. El espectáculo fue de 4 BeatleBand, una banda tributo muy buena. En realidad a mí los Beatles me cansaron un poco: soy hija única, no tuve hermanos con quien jugar o pelear. La tele empezaba después de l

¡Llame Ya!

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Algunas veces, queremos usar para una reuniòn ese vestidito que nos queda divino. Ese que exige que de perfil, sì o sì, sólo nos veamos con dos ondulaciones: la de las lolas y la de la cola. Stop. Prohibido que sobresalgan protuberancias a la altura del ombligo y mucho menos, alrededor de la cintura. Por suerte, el mercado tiene soluciones para todo, como esas milagrosas medias modeladoras push up y slim fit que todas usamos alguna vez. En criollo, son un combo de pantys con faja, que traen una bandas oblicuas que te levantan el traste, un tejido resistente a los lados que te aplasta el llamado “pantalón de montar”, y un sistema de malla compacta que te comprime la panza. Tal como hacía Ultra Sónico, que con sólo apretar un botòn, salía vestida, peinada y maquillada, ahora nosotras, gracias a la push-up-slim-fit podemos lucir como la guacha de Ingrid Grudke, aunque no tan rubias. Ahora viene el bajón: la push-up-slim-fit serà maravillosa, ¡pero no es David Cop

Leyes de tránsito

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Escribo esto desde Ushuaia, mientras miro nevar desde la ventana. ¡Qué lindo es tomarse unos días de vacaciones! Me gusta llegar y ocupar los placares y cajones vacíos, o disponer todo el arsenal de cosmética y perfumería en los estantes del baño. Estamos con un grupo de amigos, lo que hace que todo sea bullicioso y divertido. Las cenas son dignas del canal Gourmet: panes tibios (muchos) untados con pastitas sutiles y gustosas. Vinos requete ricos (muchos) que te impiden rechazar el refill de la copa. Entrada, plato, postre, café, masitas (muchas). A todo decimos que sí, para volver rodando hacia el hotel, con la panza llena y el corazón contento. Y así durante un par de noches. Todo fantástico, ¡qué geniales que son las vacaciones! (¿ya lo dije, no?). Pero ellos, los hombres , cada mañana parten con su libro, revista o diario, a reflexionar mientras alivianan sus tripas, su organismo, su conciencia. ¿Nosotras? Miramos la tele y hojeamos la revistita, esperando i

Diseños del enemigo

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Decididamente, hay algunos objetos diseñados para complicarnos la vida. Los sachets de ketchup y mayonesa de los locales de hamburguesas, por ejemplo. ¿Cuántas veces tratamos de tirar del plastiquito dentado sin éxito? Se supone que donde dice "Abra aquí" tiene un troquelado, una línea de puntos o alguna parte vulnerable que nos permita rasgar el sachet. Pero no: los muy condenados redoblan su esfuerzo y toman la consistencia del caucho más resistente y elástico. Invariablemente optamos por sostenerlo entre los dientes y dar un tiròn. Mi odontólogo no está del todo conforme, ya que alguna vez fui al consultorio con el pedacito de diente roto. Ese día me preguntó si yo sabía lo que era un cuchillo, una tijera o un cutter. La verdad es que desde entonces ando con la Victorinox en la cartera, por las dudas.En algunos restaurantes, vi que ponían una tijerita de plástico ¡geniossssss! Los sachets son un invento de los seres maléficos. Al igual que con la mayon

Niguiris y gomitas para el pelo

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La semana pasada estuve en el barrio chino de Belgrano, en la calle Arribeños. Fui en busca de algunos ingredientes para cocinar, con la idea de que ahì era màs fresco, màs variado y màs barato. Lo de màs barato, creo que a esta altura es una leyenda urbana. Muchas veces uno tiene la ilusiòn de que porque son chinos, todo lo que venden es casi regalado, y hasta al principio de los tiempos creíamos que como no entendían... no sabían. ¡Craso error!, dirìa Mariano Grondona. ¡Mingaaaaaaa!, dirìa Lita de Làzari. Son màs vivos que vos y yo juntos, y cada vez que la cosa se les pone castaño oscuro te miran desconfiados (que mucho no les cuesta por la forma de sus ojos). Y ahì nomás te dicen: "Nontendo", que en porteño significa no entiendo . Pero cuando la cosa es al revès, y existe una mìnima posibilidad de que quede un centavo a tu favor, ahì pasan a ser eminencias del sistema cambiario mundial, unos sabelotodos de la numismática. Así son estas dos caras de

Las peripecias de la mesa cuadrada

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Hoy mis hijos ya están festejando el día del amigo. Parece que ahora se hace en la víspera, para empezar esa fecha todos juntos, ¡pero la noche del día D se vuelven a juntar! Festejos por todos lados, y es entendible, ya que para ellos los amigos son más importantes que el aire. Para entender tanto desborde, sólo hay que tener buena memoria y volver a aquellos tiempos en que nuestra madre sólo sabía de cocina, fósiles y tiranosaurios. Hoy los tiranosaurios somos nosotras, que tenemos que hacernos invisibles cuando nuestros hijos están con sus amigos, y curtir perfil bajo cuando osamos aparecer ante ellos…Pero no los critico, y me consuela pensar que ya les tocará mañana, cuando tengan sus propios hijos. ¿Cómo era, la venganza es un plato que se come frío? Ya van a tener su antipasto, ensalada o cualquiera sea lo que elijan del buffet froid que les va a llegar tarde o temprano. Mañana yo también voy a comer con mis amigas, y ya me estoy imaginando esa reunión de

No te puedo ni ver

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La semana pasada estuve leyendo el nuevo blog de un amigo que vive lejos, y sus palabras me hicieron llorar. Pero no de emociòn; ¡el muy desgraciado eligiò un diseño de fondo negro con letras blancas! Tratar de descrifrar esas letritas entre tanta oscuridad - sumado al brillo del monitor - me dejò con dolor de cabeza, los ojos brillosos y hasta un leve mareo. Algo asì me pasò en la peluquerìa, con una revista con ese tètrico diseño de blanco sobre azul noche. Pero ¿què les pasa, diseñadores gráficos? Esas combinaciones son un atentado a la salud de la córnea y el cristalino. Y al amor propio. Otra misión imposible es la de reconocer los frascos de shampoo y crema enjuague en la ducha. Entre el vapor y las letras diminutas, es difícil diferenciarlos, a menos que una ya haya aprendido cuál es el de tapa blanca y cuál el de tapa azul. Para peor, no podemos bañarnos con lentes, y si lo intentàramos, el vapor harìa que los cristales se empañaran al toque, imposibilit

Máscaras de ensalada

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En cada cambio de estación las revistas empiezan con los tratamientos shock para revitalizar la piel y prepararla para la nieve/las flores/el sol o la caìda de las hojas de los àrboles, segùn corresponda. Vimos muchas veces fotos de una preciosa modelo, con un turbante de toalla blanquìsima y esponjosa. Sobre los pàrpados, dos rodajas de pepino, tomate, frutilla o rabanito. ¿Quien no se ha tentado alguna vez, pensando que con sòlo llenarse la cara de vegetales íba a quedar así de linda? Tal vez con la firme convicción “yo quiero quedar como ella”, hasta hemos preparado concienzudamente las rodajas de pepino para aplicar sobre los ojos cansados, con la ilusiòn de que las vitaminas y los flavonoides nos devuelvan la lozanìa perdida con los años, el stress o el trajinar de la semana. Así, nos preparamos en un cuarto en semipenumbra, con mùsica New age, ruiditos de agua que corre, pàjaros y viento. En la mano, un bowl con las rodajas frìas de tomate. En la cabeza

Lugares comunes

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Uno de los temas recurrentes en los talleres literarios es escribir claro y sencillo, sin hacerse el Cervantes. Un desborde de vocabulario no es para cualquiera, y puede terminar en una maraña barroca imposible de leer. Otro vicio con el que te machacan para que evites es el de los lugares comunes, como "las làgrimas que rodaban como perlas por sus mejillas" (¡puaj!).Lugares comunes de talleres. Otro lugar común, casi el que más me fastidia es el de los viajeros arquitectos. Esos que cuentan: " hicimos Florencia, Venecia y Siena, y despuès hicimos Atenas y Estambul". ¿Què te pasa, Clarín? Uno no hace Siena como si se tratara de una torta, ¡ya està hecha y desde hace varios años! No termino de entender què ciudades califican para ser hechas . Por ejemplo, nunca escuchè que alguien dijera "hice Mar del Plata, Miramar y Sierra de los Padres". ¿Será que el itinerario tiene que empezar en Ezeiza? Es un misterio. Por el momento, me voy a

Tres no es multitud

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Hoy tuve dos invitaciones para ir al cine: una de mi novio y otra de una amiga. Como no me gusta contrariar, les dije a los dos que sì. Al rato, como soy una ridìcula rollera me puse a pensar què le parecerìa a mi amiga venir con nosotros. E hice un flash back de mi vida, unos años atrás. Mis diàlogos internos eran: ¿pero què tengo que hacer yo con ellos, que son una pareja y yo voy ahì de miércoles, siempre en el medio? ¿Será que me invitan porque les da làstima que estè sola? ¿Y què hago al momento de pagar? Nunca me dejan pagar mi parte y a mì me da vergüenza, parece que ademàs de sacar a la solterona tienen que hacerse cargo de sus gastos... " Estas y varias otras eran las cosas que pensaba cada vez que alguna pareja de amigos me invitaba a salir con ellos. Un horror. Un día, acuciada por mis meditaciones le preguntè a una de las samaritanas que me sacaban a pasear, còmo se sentìa de salir con mochila (yo). Pacientemente, ella me explicó que despuès de al

Indicios inequìvocos

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Todo empezó cuando decidimos ir al centro en busca de un programa distinto, porque queríamos ver algo de jazz, tango o algo por el estilo. Después de buscar en la web, encontramos una banda llamada Blues Motel, en La Trastienda de la calle Balcarce. Sacamos las entradas por Ticketek y allà nos fuimos, a esperar que se hicieran las 12 de la noche. Era algo tarde para nosotros pero el combo bohemia/sábado/San Telmo merecìan ese sacrificio. Mientras tanto, fuimos a cenar y sobre la hora llegamos al lugar. En la vereda y en el hall, había chicos de entre 18 y 25 años, con rastas, atuendos dark, peinados raros y piercings. Confieso que mirè la cartelera por las dudas: Blues. "Què raro que no haya gente de nuestra edad", decíamos. Y aunque somos de mente abierta, poco tenemos de progres-transgresores, y empezamos a sentir que algo estaba fuera de lugar. Nosotros. Finalmente entramos a la sala y vimos que la cosa era de parado. Cuando empezò el show, cinco mu

La madre de Frankenstein

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Finalmente...me engripè. No creo que sea porcina, sólo una gripe común pero suficiente como para sentirme cansada, con fiebre y dolor de huesos, uñas, pelo, piel etc. Los chicos, en casa de vacaciones forzadas. A mis hijos los adoro, pero tengo que confesar que son tres monstruos. ¿Cómo puede ser que la vean a una despeinada, en pijama a las 4 de la tarde, con los cachetes colorados por la fiebre, ojerosa y cansada y pregunten "Mááá, qué pasa con la comida" como si nada? Lo malo, malìsimo, es que ni se les cruza por la cabeza pensar en que mamà se siente mal o no tiene todas las pilas como para hacerles ravioles caseros justo en ese dìa. Ni que hablar de ofrecerte un tecito, o en un rapto de locura filial...lavar los platos del almuerzo. Ahì yace el cementerio de fuentes, tazas, vasos y jarras esperando que la fiebre nos afloje para calzarnos los Pirelli y empezar a lavar con energìa. Sé que no soy la ùnica; siempre recuerdo las quejas de una amiga que

Volver a la aldea

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Esta semana anduve por varias calles de Belgrano, cerca de Barrancas. Pasé por mi colegio, en la calle Federico Lacroze, y descubrì que en esa misma cuadra, una casa divina tipo petit hotel se habìa convertido en un nuevo colegio de nombre tipo nosequè Hills, o nosecuanto Oaks. No sè qué pasa con los colegios de ahora que se llaman todos parecido: basta con agrupar un par de adjetivos y sustativos, y ya tenemos el nombre. San Alguien of the Hills, Oak Hills, Green Hills o Cachamai Hills, la cosa es que sea en inglès, para que parezca prestigiso y bueno. Pero el tema era otro. Despuès seguì caminando  y vì que el Banco Provincia de Luis Marìa Campos, al que acompañaba a mi papà a hacer tràmites no está más, y el local dice "Se alquila". El Nike de Lacroze tambièn cerrò, al igual que la heladerìa a la que ìbamos al mediodìa antes de entrar a clase. Es triste ver que los lugares a los que ìbamos de chicos ya no existen o son màs feos de lo que nos acordàba